Características generales de la uva

Es una cepa muy adaptable y plantada en diferentes suelos da lugar a vinos con diferentes características. Tiene altos rendimientos, maduración lenta y es notoriamente difícil de trabajar.

Está compuesta por racimos compactos, cónicos, de tamaño medio y brotes vigorosos y resistentes a enfermedades. Las bayas son alargadas e hinchadas, de color negro violáceo, con una piel clara y consistente y una pulpa ligeramente carnosa y ácida.

Características organolépticas del vino

La difusión de Sangiovese dificulta dar una descripción absoluta del vino que se obtiene de esta uva, cuyas diversas expresiones van desde el vino tinto más simple hasta vinos más notorios como Brunello di Montalcino. No obstante, de manera general las características comunes son las siguientes:

COLOR: 

Rojo rubí que tiende al granate con la crianza. Dependiendo del suelo, el clima donde se cultiva o el posible envejecimiento en madera, el color puede ser más o menos intenso.

AROMAS: 

Notas florales de violeta que se mezclan con aromas de frutos rojos y negros como: cereza negra, ciruela, frambuesas, mora y fresa.

Otros aromas dependiendo de la crianza pueden ser especiados como pimienta negra y algunos vegetales como de sotobosque y heno.

Si se envejece en madera, se añadirán notas terciarias más o menos marcadas de vainilla, café, tabaco, chocolate o cuero, según la madera utilizada.

SABOR: 

En boca es envolvente, cálido, con una marcada acidez y un nivel medio-alto de taninos, que en ocasiones inmaduro puede resultar astringente. 

Suele ser seco, de cuerpo medio a con cuerpo. Tiene una persistencia larga e intensa, con notas sobre todo de cereza negra, ciruela y arándano.

Los sabores dependiendo del caso pueden ir desde terrosos y rústicos a redondos y afrutados. 

La acidez moderada y la buena estructura tánica hacen de Sangiovese un vino con un extraordinario poder de envejecimiento, especialmente indicado para la crianza en grandes barricas.